viernes, 7 de octubre de 2011

ACCIÓN URGENTE, Asesinato de comunero de Ostula, Mich.

AJAGI, AC.

ACCIÓN URGENTE


Al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
A los pueblos indígenas de México
A las organizaciones civiles de derechos humanos
A la Otra Campaña
A los medios de comunicación

Por medio del presente, hacemos del conocimiento público y manifestamos nuestra preocupación e indignación por el asesinato el día de ayer 6 de octubre del 2011 del comunero Pedro Leiva Domínguez, de la comunidad nahua de Santa María de Ostula en la Costa de Michoacán, fue asesinado alrededor de las 21:00 horas con arma de fuego en las inmediaciones del territorio recuperado de Xayakalan, lo que representa una fuerte agresión a la lucha por el territorio y autonomía de la comunidad.

Pedro se ha resaltado por su constancia y activismo comunal en la lucha por el territorio que les fue titulado en su resolución presidencial y antes en sus títulos virreinales.

Como comisionado por la comunidad en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, asistió a varias reuniones como parte de la negociación con el gobierno federal a fin de que se dé solución definitiva al conflicto territorial que mantiene la comunidad desde hace mas de 40 años, para dar certeza jurídica y promoviendo una conciliación económica a través del Programa de Atención a Conflictos Sociales del Medio Rural (COSOMER) de la Secretaría de la Reforma Agraria (S.R.A.). La mas reciente el pasado jueves 29 de septiembre y asistiría al diálogo de evaluación con el poder ejecutivo.

Pedro era también hijo del Comisariado de Bienes Comunales, lo que hace preocupante el que se haya dado este asesinato siendo que el pasado 27 de octubre, se realizó una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la ciudad de México entre la comunidad, organizaciones y redes de derechos humanos como es el caso de la Red Nacional de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD) y los representante del gobierno federal y estatal de Michoacán, donde uno de los puntos fue la seguridad de las autoridades comunitarias, debido al temor y riesgo fundado que corren.

Es de resaltarse que esta agresión se dá a unos días que La comunidad concluya una consulta interna a fin de de analizar y tomar decisiones en torno a la negociación que está sosteniendo entre las partes del conflicto y la S.R.A. en la que participa también el gobierno del estado de Michoacán. La consulta no ha podido ser concluidas por la ola de violencia que ha padecido Ostula en contra de sus líderes, que según sus denuncias suman ya 26 muertos y 4 desaparecidos desde junio del 2009 hasta antes de Pedro, pues con él ya suman 27 los asesinados.

Santa María Ostula se encuentra asediada por grupos paramilitares desde el 29 de junio de 2009 tras la recuperación de alrededor de 1,300 hectáreas de tierras que les habían sido arrebatadas por supuestos pequeños propietarios de La Placita Michoacán. Ante los ataques a manos de grupos armados, la comunidad reorganizó su policía comunitaria tradicional y nombró una guardia comunal reivindicando su derecho legal a ejercer sus propias formas de justicia y autodefensa.

Las acciones que han enmarcado la violencia han sido descritas como “contrainsurgentes” por la propia comunidad, a manos de grupos militares, policiacos y narco paramilitares, así como una constante presión por abandonar las tierras recuperadas. Y actualmente también para violar el acuerdo de su asamblea general de no permitir la instalación de casillas para el venidero proceso electoral, dentro del territorio comunal.

Por lo anterior hacemos un enérgico llamado al gobierno federal y estatal de Michoacán a lo siguiente:
-          Que den cumplimiento a las medidas dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, referente a la presentación con vida de los desaparecidos.

-          Que cese el hostigamiento militar y paramilitar contra líderes comunitarios y autoridades civiles y agrarias.

-          Que se dé urgente solución al conflicto agrario mediante el Programa de Atención a Conflictos Sociales del Medio Rural de la Secretaría de Reforma Agraria.

-          Que se otorguen las garantías legales necesarias para la operación de la policía comunitaria y su guardia comunal.

-          Que sea respetada la decisión comunitaria referente a no participar en el proceso electoral venidero en el estado de Michoacán
Sin mas por el momento agradecemos la atención al presente comunicado y exhortamos a mandar acciones urgentes a las autoridades de gobierno competentes.

ATENTAMENTE
A 7 DE OCTUBRE DE 2011


ASOCIACIÓN JALISCIENSE DE APOYO A LOS GRUPOS INDÍGENAS

 Las acciones urgentes pueden ser dirigidas a:

·         Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos

·         Gobernador de Michoacán
lgodoy@@michoacan.gob.mx

·         Secretario de Gobernación

·         Felipe Calderón Hinojosa
 

PONENCIA DEL COMITÉ CEREZO MÉXICO PARA EL FORO: "1968-2011: HISTORIA RETOMADA

PONENCIA DEL COMITÉ CEREZO MÉXICO PARA EL FORO: "1968-2011: HISTORIA RETOMADA" REALIZADO EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2011 EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA UNAM

Retomar la historia para qué…

En este marco de conmemoración de un año más de los acontecimientos represivos del 2 de octubre de 1968 deberíamos necesariamente de preguntarnos para qué se retoma la historia; es decir bajo qué objetivos repensamos la historia del movimiento estudiantil. Esta es una tarea necesaria si consideramos que el Estado y la clase que ostenta el poder también se plantea la necesidad de retomar constantemente la historia y de replantearla de manera tal que sirva a los fines de control social que mejor les acomoden. Ante este hecho, deberíamos comenzar afirmando que llevamos una gran desventaja frente a la tarea de retomar la historia: el 68 es un buen ejemplo, recordamos con mayor claridad y certeza los hechos represivos y no necesariamente los proyectos y propuestas que se virtieron en torno a la educación y al papel que debían jugar los estudiantes en la sociedad. La marcha conmemorativa y el discurso del 68 se ha convertido, aunque no en todos los casos, en un fenómeno coyuntural y no, desafortunadamente, en un pretexto para organizarnos y reorganizarnos.
El derecho que los pueblos y los familiares de las víctimas tienen a la memoria se ha vuelto una mera caricatura. Porque restituir la memoria de las victimas de graves violaciones a los derechos humanos implica, necesariamente, el derecho no sólo a conocer los hechos represivos tal y como sucedieron, n tampoco el derecho a recordarlos de la manera que mejor nos plazca. El derecho a la memoria implica también que podemos y debemos recuperar los proyectos organizativos y las demandas de las víctimas, que debemos enarbolar las exigencias por las que ellos lucharon con el objetivo de eliminar y desarticular las estructuras estatales que permitieron que las violaciones a los derechos humanos ocurrieran.
Retomar la historia por tanto es hacer uso pleno de nuestro derecho a la memoria, pero es también servirnos de las experiencias de luchas pasadas para comprender los compromisos y retos que debemos enfrentar en el presente.  Es recordar los derechos que ganaron otras generaciones para seguir ejerciéndolos y defendiéndolos.
Retomemos pues la historia del movimiento estudiantil de 1968 y tratemos de dar luz a nuestro presente.
El movimiento estudiantil de 1968 no surgió por generación espontánea, más bien representó el grado máximo de organización de un proceso de concientización y descontento que se había generado desde al menos dos décadas atrás. Desde los años cuarenta la lógica de la guerra fría que asumía como el enemigo interno de toda sociedad al comunismo impacto con una serie de lógicas liberales al país, muchas de ellas se materializaron en ataques certeros en contra del modelo de educación socialista. Lo que se escondía detrás del estas políticas era el arrebato de una serie de triunfos sociales y la necesidad de imponer políticas de control social en la población para evitar que el fantasma del comunismo poseyera cada vez más a mayor número de personas. Esta lógica de control, derivada de la guerra fría, estuvo acompañada de una embestida discursiva para satanizar al enemigo interno “ganar las mentes y corazones de a población”, pero también estaba acompañada de reformas jurídicas en 1951 para consolidar el delito de disolución social (criminalizar la protesta).
Dicha mecánica de control social estaba dirigida en particular en contra de las organizaciones sociales que existían en todo el país. ¿Qué hicieron pues los estudiantes ante esta embestida liberal?
Primero que nada los estudiantes se articularon y organizaron para resistir las embestidas liberales que los golpeaba como sector y para esto echaron mano de sistemas organizativos tales como las federaciones, los consejos y las confederaciones. Arropados bajo las redes solidarias que la organización les permitía se dedicaron a defender los derechos conquistados, en el campo estudiantil, por otras generaciones. Hecho ante el cual el Estado perfeccionó sus métodos represivos y policíacos:  infiltró agentes que además de realizar tareas de espionaje funcionaban como provocadores, creo grupos de choque, utilizó la cooptación de organizaciones y líderes del movimiento estudiantil, uso la fuerza pública y, como una estrategia aún más perversa, creo grupos paramilitares. Los estudiantes entonces, se vieron obligados a resistir, al menos desde e sector que les correspondía, la embestida de la lógica liberal que emanaba de los estados unidos. Por ello los puntos de su pliego incluían: desaparición del cuerpo de granaderos, la renuncia de altos mandos del ejército, indemnización para los familiares de los muertos y la desaparición del artículo 145. Con ello apuntaban directamente a la estrategia policial, jurídica y social por medio de la cual se les atacaba.
¿Qué tiene que ver todo esto con nuestra realidad?
Actualmente la profundización de la crisis económica del sistema capitalista orilla a los países a reacomodar el control de los recursos geoestratégicos bajo el objetivo de sobrevivir a las contradicciones del mismo sistema que los ha vuelto millonarios. Para ello es necesario despojar a una serie de pueblos y naciones de los recursos que les pertenecen lo que implica profundizar las políticas neoliberales. No obstante saben también que tal profundización causará organización y descontento social, lo que hace más difícil  la apropiación de las ansiadas materias primas. Por lo que se vuelve necesario implantar una estrategia de control social. En México esa estrategia de control social se oculta detrás de la mentada guerra contra el narcotráfico que oculta tras de sí la estrategia de control social por medio de la cual se intenta prevenir y aniquilar cualquier forma de oposición y organización social que estorbe a los intereses capitalistas. Tal como en 1968 el discurso de guerra contra el narcotráfico ha creado a un enemigo interno, ahora no el comunismo sino el narcotráfico y el crimen organizado. Y tal como el 1968 la lucha por la legitimidad de esta lógica de guerra intenta ganar las mentes y corazones de la sociedad. No obstante a diferencia de aquel entonces, la estrategia de control social que se desarrolla, pese a estar dirigida con mayor saña a las organizaciones sociales y defensores de derechos humanos, contempla estrategias que se aplican contra la población en general. De ahí que se le haya bautizado como una guerra contra el pueblo.
La guerra contra el pueblo se caracteriza por al menos siete aspectos: construcción de un enemigo interno, uso del terror en contra de la población en general, militarización de la vida social y el territorio, criminalización y judicialización de la protesta social, uso del paramilitarismo, polarización social.
De acuerdo con el informe que hemos podido realizar, el uso de esta estrategia de control social apunta hacia la construcción de un Estado terrorista, que es el que cumple con las características necesarias para cumplir el objetivo final: el despojo total de los recursos geoestratégicos del país. Esto ha implicado algunos cambios en los modelos preponderantes que se utilizan para la represión política: mientras el número de presos por motivos políticos disminuye (lo que construye legitimidad al Estado) el número de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales aumenta cada día más. Lo que es aún peor: el uso del paramilitarismo se vuelve una de las prácticas sistemáticas para atacar a los defensores de derechos humanos o luchadores sociales.
Al imponer la lógica de la lucha por la seguridad en el país, el Estado ha impuesto a todos nosotros una lógica de guerra. Y esa lógica de guerra impacta con sus debidos cambios y dimensiones en el ambiente y sector estudiantil. La reactivación de los grupos porriles emula el uso del paramilitarismo en el país, la reforma a los códigos y leyes para construir un marco jurídico que legalice la violación a los derechos humanos equivale a los recientes cambios y reformas que se han aprobado en la legislación universitaria y que disminuyen y aniquilan los derechos civiles y políticos de los estudiantes. La imposición del uso de cámaras, de restricciones para acceder a los planteles, el aumento de fuerzas e vigilancia emula la militarización del país. El objetivo es el mismo pero en escala pequeña: obtener el control de la población estudiantil para evitar que se opongan y organicen ante la nueva embestida por desarticular los proyectos de educación e imponer no sólo la privatización sino las lógicas neoliberales de educación.
En este contexto que hemos caracterizado resulta mucho más claro y menos abstracto pensar en retomar la historia. Hoy como antes los estudiantes deben organizarse políticamente para hacer frente a las embestidas que pretenden arrebatarnos el derecho a la educación social pública popular científica y humanística. Hoy más que nunca el movimiento estudiantil debe tener la capacidad de rechazar la entrada e implantación de la lógica de guerra en las universidades. Hoy más que nunca el movimiento estudiantil debe ser capaz de aglutinar en exigencias concretas aquellos aspectos que ataquen directamente los instrumentos por medio de los cuales se golpea a las universidades y al pueblo en general.
Retomar la historia para recuperar las herramientas políticas y organizativas que en ese momento permitieron que los estudiantes se enfrentaran con unidad a los ataques del Estado. Retomar la historia para aprender de los errores y para evitar que, como desde el 68, utilicen la lógica de división y confrontamiento entre nosotros mismos para desarticularnos. Retomar la historia para recordar que muchos de los proyectos de educación que hoy son atacados son resultado de la lucha estudiantil del 68. Retomar la historia para tener un pretexto que nos permita organizarnos.
Ante el contexto específico de la guerra contra el pueblo los estudiantes deben organizarse, difundir, denunciar, informar. Deben también tirar los mitos y verdades a medias por medio de las cuales el Estado impone su verdad oficial a la sociedad en general. Debe también tener la capacidad de evitar a toda costa caer en la lógica que intentan imponernos y repetir el discurso del Estado. Debe ante todo imponer la unidad.
Retomar la historia para entender que reunirnos coyunturalmente en una marcha ya no es suficiente. Que recordar tan sólo los hechos que ocurrieron en la plaza de las tres culturas es conocer la historia a medias.
Los estudiantes deben retomar la historia para recordar el papel fundamental que nos toca cumplir: luchar por que los derechos que otros ganaron para nosotros no se pierdan. De lo contrario retomar la historia puede ser una actividad gratamente intelectual, pero hueca y estéril.

EL SUBCOMANDANTE INSUGENTE MARCOS AL PUEBLO REBELDE DE CHILE




EL SUBCOMANDANTE INSUGENTE MARCOS AL PUEBLO REBELDE DE CHILE

A la Juventud Chilena:

Hermanos y hermanas de Chile.
Les hablo a nombre de las mujeres, hombres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, indígenas mayas en su inmensa mayoría, que resistimos en las montañas del sureste mexicano contra el neoliberalismo y por la humanidad.
Reciban todos y todas, jóvenes chilenos, nuestro saludo zapatista.
Agradecemos a los hermanos y hermanas que hoy nos dieron la oportunidad de que nuestra palabra llegue hasta el Chile rebelde.
Pedimos para ésta nuestra palabra, un lugar en su rabia de ustedes, en su dolor y, sobre todo, en su esperanza.
No voy a hablarles de los zapatistas mexicanos, de nuestra lucha, de nuestros anhelos, de nuestros sueños, de nuestras pesadillas, de nuestra resistencia. Después de todo, comparados con los hombres y mujeres, particularmente los paridos por estas tierras, que han iluminado los cielos de Latinoamérica, los zapatistas seguimos siendo aún una lucecita débil y lejana.
No, nuestra palabra es ahora para unir nuestro saludo y nuestro homenaje a un latinoamericano, a un chileno del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, caído en combate contra la dictadura pinochetista el 5 de octubre de 1974.
Hoy nuestra palabra es para saludar a Miguel Enríquez Espinosa.
Y lo saludamos hoy, hoy que bajo los cielos de América Latina, ésa que duele del Bravo a la Patagonia, los poderosos nos ponen en las manos un puñito de polvo y nos dicen: "Esto es lo que queda de tu patria".
Y hoy, esos mismos, los de arriba, nos muestran las imágenes de la geografía que han impuesto en parte de nuestros suelos:
Donde había una bandera, hoy hay un centro comercial.
Donde había una historia, hoy hay un puesto de comida rápida.
Donde florecía el copihue, hoy hay un páramo.
Donde había memoria, hoy hay olvido.
En lugar de justicia, limosna.
En lugar de Patria, un montón de escombros.
En lugar de memoria, inmediatez.
En lugar de libertad, una tumba.
En lugar de democracia, un spot publicitario.
En lugar de realidades, cifras.
Ellos, los de arriba, nos dicen: "Éste es el futuro que te prometimos, disfrútalo".
Eso nos dicen y mienten.
Este futuro se parece demasiado al pasado.
Y, si miramos con atención, tal vez veamos que ellos, los de arriba, son los mismos de ayer.
Los que, igual que ayer, hoy nos piden paciencia, madurez, sensatez, resignación, rendición.
Esto ya lo hemos visto, lo hemos oído antes.
Los zapatistas recordamos. Sacamos la memoria de nuestras mochilas guerrilleras, de nuestros bolsillos de los uniformes de campaña.
Recordamos.
Porque hubo un tiempo en que toda la América Latina estaba aquí nomasito.
Bastaba estirar la mano y se tocaban los corazones de los pueblos latinoamericanos.
Bastaba voltear un poco la mirada y ahí estaban el relámpago desparramado del Amazonas, la cicatriz indeleble de los Andes, el soberbio estar del Aconcagua, la interminable Tierra de Fuego, el siempre inquieto Popocatépetl.
Y con ellos estaban los pueblos que les dieron nombre y vida.
Porque hubo un tiempo en que Chile y todos los países de la América Latina quedaban más cerca de México que el imperio que, desde el norte geográfico y social, impone lejanías a quienes compartimos la vecindad de la historia.
Hubo un tiempo.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Hoy, como ayer, el dinero hermana soberbias.
Hoy, como ayer, de la mano de las poderosas transnacionales, el poder militar extranjero pretende hoyar nuestros suelos, a veces embozado en uniformes de ejércitos locales, o con asesores, embajadas, consulados, agentes encubiertos.
Hoy, como ayer, esos dineros intentan comprar certificados legales de impunidad para los gorilas que les sirvieron y que, siempre lo supimos, cuando decían "Patria" no hablaban de Chile, de Argentina, de Uruguay, de Bolivia, de Brasil. No, la bandera que saludaban era la de las barras y las turbias estrellas.
Hoy, como ayer, el norte revuelto y brutal cerca y pretende asfixiar esa solitaria estrella de dignidad que brilla en el Caribe.
Hoy, como ayer, los gobiernos de algunos de nuestros países le sirven de triste comparsa en el innoble empeño de doblegar al pueblo de Cuba.
Hoy, como ayer, el imperio que se abroga el papel de policía mundial y atropella leyes, razones, pueblos, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien pretende desestabilizar a gobiernos legales y legítimos, pero que no le son subordinados (ayer Chile, hoy Venezuela, siempre Cuba), es el mismo.
Hoy, como ayer, aquel sistema que se erige sobre la mentira, el engaño, el fraude, la dictadura del dinero, pretende damos lecciones de democracia, de libertad, de justicia.
Hoy, como ayer, quien democratiza el dolor, la miseria, la muerte para los pueblos de nuestra América, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien persigue, quien tortura, quien encarcela, quien mata, es el mismo.
Hoy, como ayer, se nos hace la guerra, en veces con balas, en veces con programas económicos, siempre con mentiras.
Hoy, como ayer, el terror real, el que de arriba viene, llama al dios para justificarse.
Hoy, como ayer, se pretende ocultamos que sí, que es un dios quien los alienta, pero es el dios del dinero.
Hoy, como ayer, en algunos países los pusilánimes son gobiernos.
Hoy, como ayer, las claudicaciones se disfrazan con argumentos complejos, encuestas, trajes de marcas exclusivas, espejos vueltos del revés.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Tal vez no.
Porque hoy, el nuevo y complicado ropaje con el que se viste la brutalidad de la ganancia para los menos, a costa de la pérdida para los más, lleva adelante una verdadera guerra mundial contra la humanidad.
Naciones enteras son desvastadas.
Se conquistan territorios.
Se reordena la geografía mundial.
Se derrumban las fronteras para los dineros y se alzan para los pueblos.
Las culturas históricas de nuestros pueblos tratan de ser suplantadas por frivolidades instantáneas.
En algunos países, en lugar de gobiernos nacionales hay gerencias regionales.
Se malbaratan los recursos naturales, la tierra, la historia; y sobre las cordilleras que zurcen y unen América desde el sur del Bravo hasta la Tierra de Fuego, quieren plantar un letrero que anuncia, que advierte, que amenaza: "Se vende".
Los pobres, los desposeídos, es decir, quienes forman la inmensa mayoría de la humanidad, son confiscados y clasificados.
Confiscados de su dignidad, clasificados en las periferias de las grandes ciudades, en las orillas de los programas gubernamentales, en los rincones del futuro que ahora se decide, en algunos países, no en los parlamentos o en las casas nacionales de gobierno, sino en las juntas de accionistas de las multinacionales.
Hoy la explotación es más brutal que nunca antes en la historia de la humanidad, hoy el cinismo es credo filosófico de quienes pretenden gobernar el planeta, es decir, de quienes tienen todo, menos vergüenza.
Hoy la guerra contra la humanidad, es decir, contra la razón, es más mundial que nunca antes.
Hoy la guerra es en todos los frentes y en todos los países.
Si ayer era un deber oponerse, luchar, resistir frente a la estúpida lógica de la ganancia, hoy es, simple y llanamente, un asunto de supervivencia individual, local, regional, nacional, continental, mundial.
Hermanos y hermanas de Chile:
Hubo un tiempo en que toda la América Latina quedaba aquí nomasito.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Tal vez la memoria colectiva que, como latinoamericanos nos da identidad, tome nombres y fechas en el calendario para decir, para decimos, que hay una patria más grande que la que nos da bandera.
¿Con cuántos nombres se viste el calendario del dolor de nuestras tierras?
Sí en nuestra América, Ernesto Che Guevara es uno de los nombres con el que Octubre se levanta, el calendario de los de abajo que somos se ilumina cuando se llama Turcios Lima y Yon Sosa en Guatemala, Roque Dalton en El Salvador, Carlos Fonseca en Nicaragua, Camilo Torres en Colombia, Carlos Lamarca y Carlos Marighela en Brasil, Inti y Coco Peredo en Bolivia, Raúl Sendic en Uruguay, Roberto Santucho en Argentina, César Yáñez en México.
Y sólo nombro a algunos de los muchos que decidieron en nuestra América Latina, en su tiempo y en su modo, ponerle un gatillo a la esperanza y que, a la dosis de ternura que nos exige Latinoamérica para amarla, agregaron una cierta dosis de plomo... y de sangre... su sangre.
El problema con todos esos que duelen en el calendario, es que no se van así nomás. No, al contrario, se van dejándonos como una deuda, como algo que debemos saldar para poder nombrarlos sin vergüenza, sin pena.
Hay quien señala que aquellos hombres y mujeres que tomaron y toman como camino la rebeldía armada tuvieron, o tienen, una fascinación por la muerte, vocación para el martirio, ansias mesiánicas; que sólo desean un lugar en las canciones de protesta, en las poesías, en los corridos populares, en las camisetas juveniles, en los puestos de souvenirs del turismo revolucionario.
Hay quien piensa y dice que las causas se derrotan cuando mueren quienes las luchan, es decir, quienes las viven.
Hay quien dice que el doloroso octubre latinoamericano rompió en pedazos la esperanza en Chile, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en México, en toda la América Latina.
Puede que sea así.
Pero puede que no,
Puede ser que quienes, como Miguel, se armaron para decir "No", en realidad estaban diciendo "Sí" a un mañana entonces lejano.
Puede ser que quienes, como Miguel, pusieron fuego a su palabra, no lo hicieron para incendiar con la muerte, sino para iluminar la vida.
Puede ser que quienes, como Miguel, pensaron y dispararon, no lo hicieron para tener un lugar en el museo de la nostalgia revolucionaria, sino para que los pueblos, todos, tuvieran un lugar en el mundo.
Puede ser que el calendario en el que transcurra el mañana no tenga nombres o, mejor aún, tenga todos los nombres.
Porque puede ser que para eso fue que las ausencias que dolemos en cada mes latinoamericano, pusieron una crucecita en el calendario, como la que duele este 5 de octubre.
Puede ser, porque esas ausencias, en lugar del hueco, dejan las ganas de luchar la esperanza, que es así como nosotros los zapatistas decimos "cambiar el mundo". Puede ser.
Puede ser que la esperanza se alimente, como nuestra América, de la memoria.
Y puede ser que la memoria no sea otra cosa que el pegamento para volver a unir la esperanza que se ha roto en el calendario que nos imponen.
Puede ser que esa memoria, la que hoy nos convoca y vuelve a poner a la América Latina aquí nomasito, no sea una herencia que esos dolores nos legaron, sino un deber que nos marcan.
Puede ser.
Tal vez para saberlo es que estamos aquí, incluso los que no estamos.
Porque puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Un revolucionario chileno, de ésos que hacían temblar cuando empuñaban una guitarra, Víctor Jara, tal vez pensando en los tiempos que hoy cargamos, dijo, nos dijo, nos dice que "Es difícil encontrar en la sombra claridad, cuando el sol que nos alumbra descolora la verdad". Y dijo, nos dijo, nos dice. "Ojalá encuentre camino para seguir caminando ".
Y fue en tierras chilenas, hace mucho tiempo, que Manuel Rodríguez dijo, nos dijo, nos dice, como mostrando el camino, "Aún tenemos Patria ciudadanos".
Y otro uno, también chileno, aquí nomás cerca y bajo la metralla que le buscaba el corazón, tuvo la entereza y sabiduría para decir, para decirnos, "más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor"
Puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Puede ser que se hayan aprendido las lecciones y, pronto, donde antes se emborronaban cuartillas en la historia latinoamericana, se enmendará la letra y terminará por leerse, con la claridad de quienes miran desde abajo, que "democracia" , "libertad" y "justicia" son palabras graves y que se acentúan en el corazón, es decir, en el lado izquierdo del pecho colectivo que somos.
Quisiera decir que venceremos, que no nos moverán, que el futuro será nuestro, que romperemos mil cadenas, que la libertad es un horizonte cercano; pero nosotros los zapatistas creemos que no será así porque lo depare un destino oculto o manifiesto, sino porque trabajemos y luchemos por ello.
Hermanos y hermanas:
Esto quiere decirles nuestra palabra:
Bien haya la vena abierta de América Latina que se llama Chile y que tiene en la sangre no a la ITT, no a la Anaconda Copper, no a la United Fruit, no a la Ford, no al Banco Mundial, no a Pinochet, ni a los nombres con los que ahora se visten unas y otros, sino a sus obreros, sus campesinos, sus estudiantes, sus mapuches, sus mujeres, sus jóvenes, su Víctor Jara, suVioleta Parra, su Salvador Allende, su Pablo Neruda, su Manuel Rodríguez, su Miguel Enríquez, su memoria.
Hermanos y hermanas de Chile:
Reciban todos y todas el saludo de quienes los admiramos y queremos, nosotros, los zapatistas mexicanos.
¡Salud Chile!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Octubre del 2009
P.D. Disculpen si mis palabras no han sido una arenga, como si lo fue la vida y la muerte de quien, treinta años después, hoy nos llama. En realidad nosotros sólo queríamos aprovechar este acto para pedirles a todos ustedes, humildemente, respetuosamente, que, en nuestro nombre, pongan un rojo copihue en la tierra que lo guarda, y que le digan a él que acá, en las montañas del sureste mexicano. Octubre también se llama Miguel.

Publicado en www.lemondediplomatique.cl